
Desde nuestro planeta Tierra podemos observar dos compañeros que siempre están a nuestro lado en el espacio: el Sol y la Luna. Ambos conocidos desde la antigüedad, se les ha considerado divinidades en diversas mitologías.
¿Y por qué se mueven, tanto Sol como Luna?

La Tierra es un satélite del Sol; por satélite se conoce a cualquier objeto que orbita alrededor de otro.
La Tierra tarda un año en dar una vuelta completa al Sol (algo más de 365 días).
El Sol es, por mucho, el mayor objeto del Sistema Solar, tiene un diámetro de 1.390.000 km y está aproximadamente a una distancia de 150 millones de km de la Tierra.

La Luna tiene un diámetro de 3.476 kilómetros, aproximadamente la cuarta parte de La Tierra y está a una distancia de 384.403 kilómetros. La Luna muestra diferentes fases a medida que se mueve en órbita alrededor de La Tierra; estas fases dependen de su posición respecto al Sol y su luz no es propia, ya que refleja los rayos del astro rey.
La duración de una vuelta alrededor de La Tierra es de 28 días.
El Sol ha sido importantísimo en las mitologías de las diferentes culturas: los egipcios lo llamaban Ra (el dios solar), los griegos Helios y los romanos lo denominaron Sol.
La Luna también ha fascinado al hombre y ha sido conocida como Bastet, Artemisa o Selene.
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