
Una vez hemos terminado de comer, muchas veces aparece una sensación de sueño que es muy difícil de controlar, sobre todo si la comida ha sido copiosa.
En muchos países tras la comida es costumbre el descansar durante unos minutos, entre 20 y 30, en lo que se llama la siesta.
En España y Latinoamérica es muy común, pero también en países como China, India, Grecia y Taiwán entre algún otro.
Y, ¿a qué es debido este sueño?
La razón más usual es porque tras la ingesta de alimentos, en nuestro cuerpo desciende la sangre del sistema nervioso al sistema digestivo, para ayudar a
realizar la digestión. Debido al menor riego sanguíneo, llega menos oxígeno a nuestro cerebro y es lo que nos provoca la sensación de somnolencia. Además en lugares con mayor temperatura, esta sensación se acrecienta.

Esto explicaría por qué nos vence el sueño, el cansancio tras una buena comida o por qué es tan difícil conciliar el sueño cuando estamos hambrientos.
Está demostrado científicamente que la siesta mejora la salud en general, la circulación sanguínea y previene el agobio y el estrés. También favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje. Esto siempre que no exceda los 40 minutos, ya que entramos en una fase de sueño muy profundo y puede trastornar nuestro descanso nocturno.
La siesta ha sido alabada por personajes como Albert Einstein, Camilo José Cela e incluso el Papa Juan Pablo II.
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